A las 10:30 hs, yo estaba escribiendo el la computadora el relato de estos hechos y fumando un cigarrillo en el sofá cuando escucho la puerta de la pieza, guardé el archivo y lo cerré justo a tiempo para que ella aparezca en la puerta de la cocina, la miré, estaba envuelta en la sábana y me miraba desconcertada, me levanté de la silla desnudo como estaba y fui hacia ella, noté que primero me miró de arriba abajo y con una sonrisa tímida bajó la cabeza, me dijo:
-Se nota que no tenés verguenza.
-Vos tampoco la tuviste anoche. Contesté.
-No me acuerdo nada de anoche
-No me extraña.
La tomé de la cara y se la levanté para que me mire, y le dije:
-De todas formas no pasó demasiado.... te dormiste en la mitad
-Perdoname. Me dijo, no me acuerdo de nada desde que estábamos en el boliche.
-¿Y ahora que hacemos? Le pregunté mientras me acercaba a su boca.
Me besó, soltó la sabana que la cubría y me abrazó.
Mientras la besaba la iba llevando de nuevo a la pieza, y la tire en la cama, me tiré sobre ella y comencé a besarle los pechos, ella me acariciaba la cabeza, y yo seguía bajando de a poco besándole su abdomen y bajando despacio, cuando llegué a su pelvis me desvié por el muslo para provocar aún más deseo de lo que sabía que ella esperaba.
Mientras hacía eso pensaba en porqué me tomaría el trabajo de esforzarme para que goce, que sentido tenía, pero al parecer extrañaba darle placer a una mujer, demasiado tiempo atendiendo el mío propio y quizás quería recordar que se sentía o ver que tanto podía lograr.
Finalmente puse mi boca en su vagina y comencé a lamerle el clítoris suavemente, introduje el dedo índice con la yema hacia arriba y le acariciaba la parte superior de su cavidad vaginal hasta que comenzó a gemir, en ese momento comencé a lamerla mas fuerte y rápido, con mi otra mano acariciaba sus pecho y de a ratos le tocaba el rostro y el cuello para luego volver al pecho y sus pezones.
Comenzó a gemir cada vez mas fuerte y sus piernas oprimían espasmódicamente mis hombros, cuando sentí que su vagina se contrajo supe que estaba al borde del orgasmo por lo que me detuve y la miré, ella levantó la cabeza sorprendida por la interrupción y le dije:
-No tan rápido... no hay apuro. Y continué con lo que estaba haciendo.
Mientras comenzaba despacio de nuevo ella me miraba con esos enormes ojos azules y acariciaba mi cabeza con sus manos, sus brazos en esa posición juntaban sus pechos de manera que tapaban la mitad de su cara, era una hermosa imagen y casi puedo decir que disfrutaba lo que estaba haciendo.
En un momento ví como ella miraba las esposas en las puntas de la cama, las cuales había olvidado esconder y una pequeña sonrisa se le dibujó en los labios, cerro los ojos y relajó su cabeza apoyándola en la cama, era una señal que pensaba aprovechar.
Cuando su orgasmo estaba a punto de volver mi erección ya era total por lo que me levanté y me senté sobre su estómago sin descargar mi peso en él y le sujeté una muñeca, ella miraba mi pene, no mi cara, aflojó la mano en signo de aceptación y cerró los ojos, la esposé de ambas manos y ambos tobillos y volví a besarle los pechos, baje una vez más a la vagina para que recupere la excitación al nivel máximo, cuando estuvo de nuevo al borde del orgasmo, me levanté y la penetré despacio pero sin perder tiempo.
Su gemido fue casi un grito y noté que el tamaño de mi pene era lo máximo que podía soportar, sentía el fondo de su vagina y mucha presión en los bordes a pesar de que estaba empapada. Llegué hasta el fondo y me moví en círculos frotando su clítoris con mi pelvis lo cual fue suficiente para que acabara es cuestión de segundos. Me quedé quieto en esos momentos besándola y acariciándola mientras ella disfrutaba de su orgasmo con mi pene adentro.
Las esposas sexuales no son como las policiales que requieren de una llave para abrirse sino que tienen un pequeño botón que las libera el cual no puede accederse con la mano en donde están colocadas, le liberé las manos y me abrazó con mucha fuerza mientras me besaba casi con desesperación.
-Ahora es mi turno. Dijo
Le solté los tobillos y me acosté en la cama boca arriba apoyando mi cabeza en el respaldo, ella podría decirse que imitó lo que hice, me besaba, bajaba despacio y comenzó a chuparla mientras con sus dedos jugaba con la forma de mis abdominales, era buena, lo hacía bien, yo por mi parte pensaba mientras tanto en como seguir, creo que tendría que lograr que goce más para obtener algo, por lo que luego de unos cinco minutos le pedí que venga arriba mío y lo hizo, le costó un poco que entre completa y cuando lo logró comenzó a moverse de arriba abajo, ese movimiento era el más placentero para mi pero no lo sería para ella y en este punto quería que ella sea la que goce por lo que con mis manos en la cintura le marqué el movimiento que quería, es decir de adelante a atrás sin sacar el pene para que su clítoris roce con mi pelvis.
Casi instantaneamente comenzó a excitarse y a moverse cada vez más rápido, yo le apretaba con fuerza los pechos y de a ratos le acariciaba las mejillas, era bello verla moverse de esa manera, con fuerza, forzando prácticamente el placer, sus mejillas se tiñieron de rojo y su respiración se volvió agitada, raspaba con fuerza, de vez en cuando se levantaba un poco para acomodar la posición y volvía a la lucha, se apretaba los pechos con las manos, apretaba mis pectorales, se acariciaba el cuello, hacía todo lo necesario para obtener otro orgasmo, le costaba, podía notarse que no era su costumbre terminar dos veces seguidas, yo por mi parte le acariciaba la cola mientras se movía, estaba bañada en sudor. Pensé que quizás no lo lograra, que el cansancio podría ganarle al orgasmo pero me equivoque, con sus manos apoyadas en mi abdomen de pronto se quedó casi quieta haciendo el movimiento mucho más corto, dejó de gemir y contuvo la respiración unos segundos hasta que estalló..... fue un grito mas que un gemido lo que soltó y clavó sus uñas en mi carne, la tomé de la nuca y la bajé hacia mi, la besé suavemente mientras ella jadeaba tratando de recuperar el aliento.
Literalmente se tiró en la cama al costado y trató de decirme algo pero estaba demasiado agitada por lo que le tapé la boca y le dije que recupere el aliento primero, apoyó la cabeza en mi pecho y se quedó allí unos minutos, con su mano me masturbaba suavemente, como tratando de mantener la erección pero sin intentar que acabe y de pronto bajó y comenzó a chuparla nuevamente, la dejé.
Luego de unos minutos en esa posición al parecer recuperó las fuerzas y decidió devolverme lo que había hecho por ella, se colocó en cuatro patas entre mis piernas y la chupaba de una manera que podría describirse como frenética, más allá de que las sensaciones eran muy fuertes no sentía que estuviera por llegar al orgasmo, y pensaba que ella no podría mantener demasiado tiempo esa efusividad pero la dejé hacer, cuando se cansara encontraría otra manera de terminar, me equivoqué, estuvo haciéndolo de esa manera salvaje durante unos quince minutos hasta que pude terminar y debo reconocer que fue tremendo, la sensación preorgásmica fue muy larga y el orgasmo en si fue tan fuerte que me generó espasmos en las piernas y me arrancó un grito, nunca me había pasado eso, las veces que gemía durante el orgasmo era para demostrarle a la otra persona mi placer pero no se me escapaba de esa manera. Ella por su parte se quedó quieta pero no sacó la boca del pene, mientras me masturbaba apretando muy fuerte la mano como tratando de exprimir hasta la última gota de semen. Lo acepto, gocé mucho en esos momentos. Cuando finalmente sacó la boca lo hizo con cuidado de no derramar una gota, apretando con sus labios el glande para que el semen no escurra por los costados, tomé una pequeña toalla de mano de la mesa de luz y se la di mientras decía:
-Escupí acá.
Ella me miró y meneo la cabeza en forma negativa, cerró los ojos, apretó los párpados en señal de esfuerzo y tragó, luego se recostó sobre mi abdomen. Le acaricié la cabeza, no fue planeado, fue un impulso, extrañamente Luciana había logrado infundirme ternura de alguna manera.
Pensaba que tragar el semen evidentemente no le agradaba pero que lo había hecho como un agradecimiento al mi propio esfuerzo por su placer, o mejor dicho a los resultados obtenidos, lo cual me llenó de satisfacción, este ultimo período me había generado dudas sobre mi capacidad de dar placer si la situación lo ameritaba y sabía que necesitaría esas habilidades en el futuro.