Sobre este blog.

No es un blog convencional porque los posteos son correlativos de una historia total, por lo tanto si no los leen desde el primero no podrán entender el contexto.
Al la derecha están los capítulos anteriores.
Mi Esclava es el capítulo 1
El nacimiento es el capitulo 2

jueves, 27 de noviembre de 2008

La pueba 4

Luego del sexo el hambre se hizo presente y el mediodía de acercaba por lo que nos fuimos a cocinar mientras hablábamos de los momentos más intenso de la sesión de sexo y cada uno contaba sus propias sensaciones llenos de entusiasmo y risas, no mentía en eso momentos estaba siendo sincero y no estaba acostumbrado.
Destapé un vino mientras cocinaba que tuve que beber solo ya que la resaca de Luciana no le permitía ingerir una gota de alcohol más al menos hasta después de comer dijo.
La conversación salió del tema sexo para ser de nuestras propias vidas, que hacíamos y de que y como vivíamos, allí si tuve que empezar a mentir por razones obvias pero traté de minimizar los cambios para evitar equivocarme, la conversación me había caído de sorpresa y no había planeado que decir. El tema quedó en que yo administraba los negocios que mi padre me había dejado pero le hice una exageración respecto al tiempo que le dedicaba a eso para que parezca o al menos suene como un trabajo convencional.
Desvié la charla hacia mi trabajo anterior a eso en donde tenía mejor material para explayarme al respecto y la charla podía volverse más fluída.
A diferencia de la noche anterior esta vez ella estaba más interesada en escuchar que en habla por lo que armé toda una historia ni tan cierta ni tan falsa sobre mi vida y su desarrollo, al llegar al tema de mi ex novia me limité a decir que fue una relación muy traumática y reciente de la que prefería no hablar aún, ella me preguntó si aún la quería a lo que le respondí que nunca la había querido pero que la relación pasaba por otro lado, le reiteré que no iba a hablar de eso todavía y lo aceptó.
Comimos algo, y seguimos la charla hasta las tres de la tarde tomando en total dos botellas de vino entre ambos, el sueño comenzó a llegarnos y como ninguno había dormido demasiado sumado al esfuerzo realizado a la mañana nos fuimos a la cama un rato más, miramos algo de televisión abrazados. Los ojos ya se me cerraban cuando un pensamiento cruzó mi mente, parecíamos una pareja y no me estaba molestando del todo. Finalmente el sueño me ganó.

martes, 18 de noviembre de 2008

La prueba 3.

A las 10:30 hs, yo estaba escribiendo el la computadora el relato de estos hechos y fumando un cigarrillo en el sofá cuando escucho la puerta de la pieza, guardé el archivo y lo cerré justo a tiempo para que ella aparezca en la puerta de la cocina, la miré, estaba envuelta en la sábana y me miraba desconcertada, me levanté de la silla desnudo como estaba y fui hacia ella, noté que primero me miró de arriba abajo y con una sonrisa tímida bajó la cabeza, me dijo:
-Se nota que no tenés verguenza.
-Vos tampoco la tuviste anoche. Contesté.
-No me acuerdo nada de anoche
-No me extraña.
La tomé de la cara y se la levanté para que me mire, y le dije:
-De todas formas no pasó demasiado.... te dormiste en la mitad
-Perdoname. Me dijo, no me acuerdo de nada desde que estábamos en el boliche.
-¿Y ahora que hacemos? Le pregunté mientras me acercaba a su boca.
Me besó, soltó la sabana que la cubría y me abrazó.
Mientras la besaba la iba llevando de nuevo a la pieza, y la tire en la cama, me tiré sobre ella y comencé a besarle los pechos, ella me acariciaba la cabeza, y yo seguía bajando de a poco besándole su abdomen y bajando despacio, cuando llegué a su pelvis me desvié por el muslo para provocar aún más deseo de lo que sabía que ella esperaba.
Mientras hacía eso pensaba en porqué me tomaría el trabajo de esforzarme para que goce, que sentido tenía, pero al parecer extrañaba darle placer a una mujer, demasiado tiempo atendiendo el mío propio y quizás quería recordar que se sentía o ver que tanto podía lograr.
Finalmente puse mi boca en su vagina y comencé a lamerle el clítoris suavemente, introduje el dedo índice con la yema hacia arriba y le acariciaba la parte superior de su cavidad vaginal hasta que comenzó a gemir, en ese momento comencé a lamerla mas fuerte y rápido, con mi otra mano acariciaba sus pecho y de a ratos le tocaba el rostro y el cuello para luego volver al pecho y sus pezones.
Comenzó a gemir cada vez mas fuerte y sus piernas oprimían espasmódicamente mis hombros, cuando sentí que su vagina se contrajo supe que estaba al borde del orgasmo por lo que me detuve y la miré, ella levantó la cabeza sorprendida por la interrupción y le dije:
-No tan rápido... no hay apuro. Y continué con lo que estaba haciendo.
Mientras comenzaba despacio de nuevo ella me miraba con esos enormes ojos azules y acariciaba mi cabeza con sus manos, sus brazos en esa posición juntaban sus pechos de manera que tapaban la mitad de su cara, era una hermosa imagen y casi puedo decir que disfrutaba lo que estaba haciendo.
En un momento ví como ella miraba las esposas en las puntas de la cama, las cuales había olvidado esconder y una pequeña sonrisa se le dibujó en los labios, cerro los ojos y relajó su cabeza apoyándola en la cama, era una señal que pensaba aprovechar.
Cuando su orgasmo estaba a punto de volver mi erección ya era total por lo que me levanté y me senté sobre su estómago sin descargar mi peso en él y le sujeté una muñeca, ella miraba mi pene, no mi cara, aflojó la mano en signo de aceptación y cerró los ojos, la esposé de ambas manos y ambos tobillos y volví a besarle los pechos, baje una vez más a la vagina para que recupere la excitación al nivel máximo, cuando estuvo de nuevo al borde del orgasmo, me levanté y la penetré despacio pero sin perder tiempo.
Su gemido fue casi un grito y noté que el tamaño de mi pene era lo máximo que podía soportar, sentía el fondo de su vagina y mucha presión en los bordes a pesar de que estaba empapada. Llegué hasta el fondo y me moví en círculos frotando su clítoris con mi pelvis lo cual fue suficiente para que acabara es cuestión de segundos. Me quedé quieto en esos momentos besándola y acariciándola mientras ella disfrutaba de su orgasmo con mi pene adentro.
Las esposas sexuales no son como las policiales que requieren de una llave para abrirse sino que tienen un pequeño botón que las libera el cual no puede accederse con la mano en donde están colocadas, le liberé las manos y me abrazó con mucha fuerza mientras me besaba casi con desesperación.
-Ahora es mi turno. Dijo
Le solté los tobillos y me acosté en la cama boca arriba apoyando mi cabeza en el respaldo, ella podría decirse que imitó lo que hice, me besaba, bajaba despacio y comenzó a chuparla mientras con sus dedos jugaba con la forma de mis abdominales, era buena, lo hacía bien, yo por mi parte pensaba mientras tanto en como seguir, creo que tendría que lograr que goce más para obtener algo, por lo que luego de unos cinco minutos le pedí que venga arriba mío y lo hizo, le costó un poco que entre completa y cuando lo logró comenzó a moverse de arriba abajo, ese movimiento era el más placentero para mi pero no lo sería para ella y en este punto quería que ella sea la que goce por lo que con mis manos en la cintura le marqué el movimiento que quería, es decir de adelante a atrás sin sacar el pene para que su clítoris roce con mi pelvis.
Casi instantaneamente comenzó a excitarse y a moverse cada vez más rápido, yo le apretaba con fuerza los pechos y de a ratos le acariciaba las mejillas, era bello verla moverse de esa manera, con fuerza, forzando prácticamente el placer, sus mejillas se tiñieron de rojo y su respiración se volvió agitada, raspaba con fuerza, de vez en cuando se levantaba un poco para acomodar la posición y volvía a la lucha, se apretaba los pechos con las manos, apretaba mis pectorales, se acariciaba el cuello, hacía todo lo necesario para obtener otro orgasmo, le costaba, podía notarse que no era su costumbre terminar dos veces seguidas, yo por mi parte le acariciaba la cola mientras se movía, estaba bañada en sudor. Pensé que quizás no lo lograra, que el cansancio podría ganarle al orgasmo pero me equivoque, con sus manos apoyadas en mi abdomen de pronto se quedó casi quieta haciendo el movimiento mucho más corto, dejó de gemir y contuvo la respiración unos segundos hasta que estalló..... fue un grito mas que un gemido lo que soltó y clavó sus uñas en mi carne, la tomé de la nuca y la bajé hacia mi, la besé suavemente mientras ella jadeaba tratando de recuperar el aliento.
Literalmente se tiró en la cama al costado y trató de decirme algo pero estaba demasiado agitada por lo que le tapé la boca y le dije que recupere el aliento primero, apoyó la cabeza en mi pecho y se quedó allí unos minutos, con su mano me masturbaba suavemente, como tratando de mantener la erección pero sin intentar que acabe y de pronto bajó y comenzó a chuparla nuevamente, la dejé.
Luego de unos minutos en esa posición al parecer recuperó las fuerzas y decidió devolverme lo que había hecho por ella, se colocó en cuatro patas entre mis piernas y la chupaba de una manera que podría describirse como frenética, más allá de que las sensaciones eran muy fuertes no sentía que estuviera por llegar al orgasmo, y pensaba que ella no podría mantener demasiado tiempo esa efusividad pero la dejé hacer, cuando se cansara encontraría otra manera de terminar, me equivoqué, estuvo haciéndolo de esa manera salvaje durante unos quince minutos hasta que pude terminar y debo reconocer que fue tremendo, la sensación preorgásmica fue muy larga y el orgasmo en si fue tan fuerte que me generó espasmos en las piernas y me arrancó un grito, nunca me había pasado eso, las veces que gemía durante el orgasmo era para demostrarle a la otra persona mi placer pero no se me escapaba de esa manera. Ella por su parte se quedó quieta pero no sacó la boca del pene, mientras me masturbaba apretando muy fuerte la mano como tratando de exprimir hasta la última gota de semen. Lo acepto, gocé mucho en esos momentos. Cuando finalmente sacó la boca lo hizo con cuidado de no derramar una gota, apretando con sus labios el glande para que el semen no escurra por los costados, tomé una pequeña toalla de mano de la mesa de luz y se la di mientras decía:
-Escupí acá.
Ella me miró y meneo la cabeza en forma negativa, cerró los ojos, apretó los párpados en señal de esfuerzo y tragó, luego se recostó sobre mi abdomen. Le acaricié la cabeza, no fue planeado, fue un impulso, extrañamente Luciana había logrado infundirme ternura de alguna manera.
Pensaba que tragar el semen evidentemente no le agradaba pero que lo había hecho como un agradecimiento al mi propio esfuerzo por su placer, o mejor dicho a los resultados obtenidos, lo cual me llenó de satisfacción, este ultimo período me había generado dudas sobre mi capacidad de dar placer si la situación lo ameritaba y sabía que necesitaría esas habilidades en el futuro.

martes, 4 de noviembre de 2008

La prueba 2.

No cruzamos palabras en el viaje de 15 minutos a casa, ella sacaba la cabeza por la ventanilla para contener las nauseas, me recordaba la actitud de los perros cuando viajan en coche y se me escapó una sonrisa que ella no notó.
Al entrar a casa cerré el portón antes de bajarla del auto, abrí la puerta y la ayudé a bajarse, no podía mantenerse en pié, si no fuera por el entusiasmo de probar los equipos la hubiera dejado durmiendo en el garage, era patético verla en ese estado, y no me generaba deseos de nada.
Cuando entramos a casi ella estaba literalmente colgada de mí, la acomodé en el sillón y me preparé un café, ella se durmió.
Mientras saboreaba el café despacio pensaba en que hacer con ese pedazo de carne inerte que tenía sobre el sillón y lo decidí, que ella tuviera o no conciencia de lo que pasaba no era importante.... por lo que la traté de despertar pero fue imposible, la levanté , la llevé a la pieza y la tiré sobre la cama.
Le saqué la ropa relativamente despacio para no despertarla y cuando terminé la giré boca abajo, su piel era suave y aunque estaba un poco pasada de peso tenía un linda firmeza en su cuerpo, sus pechos tenía una forma perfecta y también su cola, los pezones rozados y pequeños, solo sus muslos era demasiado anchos para mi gusto pero lo demás me resultaba agradable. Su vagina estaba totalmente depilada y era rozada y con labios muy pequeños lo cual siempre me agradó.
Le coloqué una remera que había sobre la cama en la boca y la até con un pedazo de soga que tenía en la mesita de luz mientras prestaba atención a algún síntoma que indicara que podía despertarse, pero nada. Sujeté sus manos y sus tobillos abiertos a las cuatro esposas en las puntas de la cama y me levanté, me saqué toda la ropa y mientras lo hacía y la miraba no podía evitar recordar a “mi esclava”, los cuerpos eran distintos y las situaciones también pero de todas maneras el morbo se apoderó de mi de nuevo como esas otras veces.
Me subí sobre ella y la traté de penetrar por la vagina primero pero era muy difícil ya que estaba completamente seca, retiré el pene, lo mojé con mi propia saliva y volví a intentarlo, esta vez si entró, y en ese momento ella comenzó e emitir unos ruidos suaves, no podía distinguir bien que era pero no movía las manos ni abría los ojos. Me seguí moviendo un rato hasta que me aburrí y la saqué, me senté sobre sus muslos tratando de decidir si lo hacía o no, con ambas manos le separé los cachetes de la cola para mirarle el ano, se notaba que era terreno ya transitado por así decirlo, volví a ponerme saliva en el pene y la penetré por la cola relativamente despacio, otra vez los mismo quejidos pero algo mas fuertes y trató de mover los brazos un par de veces.... no más que eso.... me seguí moviendo y mirando sus reacciones... nada nuevo... nada distinto.... nada que demostrara ni placer ni sufrimiento..... no había ningún tipo de incentivo en eso y comencé a perder la erección..... no servía.
La saqué y le quité las esposas y la mordaza, ella, con los ojos aún cerrados se acurrucó como si tuviera frío, seguía siendo un pedazo de carne inerte sin ningún uso o utilidad pero no tenía ganas de llevarla en ese momento, me tapé y la dejé a ella sobre las sábanas y traté de dormirme mientras pensaba que esto solo servía para probar las cámaras porque los impactos de la decoración de la casa y otros elementos requerían de una persona con el uso de sus facultades mentales a pleno, por otro lado me decía que me merecía el chasco que me había llevado por hacer “la más fácil”, emborrachar una mujer para poder tener sexo con ella era algo que cualquier quinceañero podía hacer, ¿en que estaba pensando?, Me costaba mucho conciliar el sueño, de hecho estaba seguro de que no lo iba a lograr a corto plazo por lo que me levanté, volví a mirarla y seguía allí en posición fetal de frente a mi. La tapé no porque me preocupe su comodidad sino para evitar que se despertara por el frío, no iba a soportarla en estos momentos.
Me fui al comedor y me serví un whisky con hielo y me fui al cuarto de control y comencé a ver los videos, eso me generó entusiasmo de nuevo, las imágenes eran nítidas, el sonido perfecto y la posición de las cámaras impecable, aunque el video fuera patético en si todo funcionaba bien.
Luego de revisar todas las grabaciones, archivarlas en una carpeta bajo el nombre de “Luciana” borre las partes inservibles y me volví a la cama.
Mientras me dormía pensaba que quizás por la mañana tratara de tener sexo con ella, quizás despierta las cosas fueran diferentes.
Me desperté sobresaltado bastante temprano a pesar de haberme dormido a las 4 am. Eran las 9 de la mañana, fuí a la cocina y me preparé los mates, estaba totalmente desnudo pero no había motivos para vestirme, mientras cebaba y tomaba pensaba en que hacer cuando se despierte y noté que dependería de la actitud que ella tuviera al despertarse por lo que tendría que improvisar pero que tendría siempre el as en la manga ya que no había manera de que ella recuerde que pasó porque había estado inconciente todo el tiempo, pero también sabía que tendría o al menos podría tener alguna sensación remanente en el ano por lo que podría deducir que sucedió. Veremos, pensé.

miércoles, 29 de octubre de 2008

Capítulo 4: La prueba

Todas las noches revisaba mis archivos buscando una inspiración, un método de palanca para usar y no lo encontraba hasta que un día vi a una de las mujeres habitué del bar con su computadora chateando y lo entendí.
El itinerario de todos los Lunes miércoles y viernes era el mismo, llegaba al bar entre las 10 y las 10:30, prendía su computadora y se ponía a chatear, se notaba claramente esto por sus actitudes, sonrisas, y demás expresiones entre que escribía y leía. Era una mujer joven, de unos 30 años y se la notaba muy pendiente de su estética, delgada, el pelo rubio oscuro teñido hasta los hombros, con un lacio que no parecía natural, un bronceado no acorde a la primavera que se vivía y con implantes mamarios.
A las 13 hs aproximadamente llegaba su marido, un hombre de 50 años o algo más, semicalvo, de hombros pequeños y barriga prominente aunque era delgado, gruesos lentes y siempre vestía camisa y corbata, traía un niño de unos 13 años con él que extrañamente no se le parecía en nada pero si a la madre. Almorzaban allí, ella hablaba mucho con el niño y casi nada con él, a las 14 o 14:30 hs salían del lugar y se alejaban caminando.
Ella era el blanco elegido, no solo por la información que tenía sino porque realmente me daba deseos de poseerla.
Los datos importantes que sabía hasta ahora eran:
No besaba a su marido en los labios.
La diferencia de edad era muy grande
Las características estéticas muy discordantes
El se encargaba de buscar al hijo mientras ella chateaba en un bar.
Tenía que indagar más, era viernes 15 de septiembre del 2006, no la vería hasta el lunes.
Ese fin de semana terminé los ajustes en casa, probé las cámaras y el software de control, todo funcionaba perfectamente, comenzaban a grabar cuando había movimiento y se detenían 5 minutos luego de que nada se moviera en la habitación tal como estaba programado. Destapé una botella de vino, estaba muy entusiasmado con el entorno y tenía ganas de probarlo en la realidad, en funcionamiento aunque no con una víctima ya que eso iba a requerir de más tiempo.
Mientras tomaba el vino hice una selección de música y comí algo mientras terminaba de ordenar todo para que estuviera perfecto.
Me tiré un rato en el sofá a descansar antes de comenzar a elegir la ropa para la noche. Una camisa gris sport con un vaquero y zapatos, amplio espectro que le llamo, no sabía adonde iría, ni a quien conocería.
A las doce de la noche tomé uno de los celulares, me peiné y salí… tenía una lista de 4 lugares conocidos para ir pero no me decidía, llamé a uno de esos conocidos de la noche al que bajo ningún concepto llamaría amigo, en realidad a nadie llamaría así, pero que siempre se encargaba de las relaciones públicas de distintos lugares para que me indique donde podría ir.
-Hola ¿Gonzalo?
-¿Quién habla?
-Rafael…
-Hola!!!! ¿Como andás tanto tiempo?
-Bien… me pelié con mi novia… ¿adonde se puede ir esta noche?
-Llamaste a la persona justa jajaja venite para Blue Velvet que inauguro una barra nueva hoy, van a estar todos….
-Dale… ¿a que hora?
- Venite ahora que ya van a empezar a caer todos…. Tenemos una picadita y toca una banda.
- OK voy para allá.
Aceleré y me dirigí hacia el boliche. Cuando llegué lo volví a llamar para que me haga entrar y salió en seguida, me saludó como si fueramos grandes amigos, típico de los relaciones públicas, una actitud que detesté toda la vida pero que en estos momentos me era útil por lo que le respondí tan efusivamente como él.
Entramos y un grupo de personas rodeaba la barra hacia la que nos dirigíamos, seis mujeres y dos hombres, conocía aunque no íntimamente a una de las mujeres y a uno de los hombres, no recordaba muy bien de donde pero el se llamaba Javier y ella Luciana, pero ni siquiera estaba del todo seguro de eso, todos tenían tragos en las manos y se reían de todo, parecía ser que habían tomado bastante ya, lo cual me resultaba raro porque media hora atrás aún no habían llegado.
Cuando estabámos a un par de metros Javier me ve, extiende los brazos y dice:
-Rafael… cuanto tiempo!!!!!!!!....
Sonreí tratando de evitar que se note la falsedad, ni siquiera sabía bien de donde demonios lo conocía, pero no era momento de pensar en eso…. Tenía una labor por delante, lo abracé y saludé al resto del grupo, opté por correr el riesgo y cuando besé a Luciana en la oído le dije su nombre, ella me miró y dijo:
-No pensé que te acordabas de mi nombre…. Fue hace tanto….
-Hay cosas que no se olvidan fácil .Contesté y seguí saludando al resto.
Luego de eso ella iba a ser obviamente la elegida pero no quería encasillarme aún, no era la mejor opción del grupo, tenía las caderas anchas y el pelo corto cosa que no eran de mi agrado pero no quería fallar, tenía que probar mi casa esa noche, además tenía dos enormes ojos celestes y una cara muy agradable.
Gonzalo desde el otro lado de la barra hacía chistes idiotas que todos festejaban mientras pasaba tragos al grupo, no podía estar seguro de si todos eran unos imbéciles o solo le alimentaban el ego para recibir alcohol gratis.
Las charlas eran totalmente grupales y banales, yo evitaba tomar en demasía porque necesitaba mi lucidez por lo que intercambiaba tragos con otros y con vasos de la barra para que pareciera que tomaba como todos, al tiempo que me comportaba como los demás lo mejor que podía, hasta que llegó la banda y comenzó a tocar, eran las 1:30 hs.
Era complicado de soportar, charlas idiotas con idiotas que fingían ser amigos entre todos sumado a un grupo que hacía covers de un grupo melódico que nunca soporté con un cantante que no podía desafinar más de lo que lo hacía aunque tratara. Comenzaba a pensar si valía la pena, miré a Luciana y noté que ponía una graciosa cara de asco cuando miraba a la banda.
Me acerqué a su oido y le dije:
-Nunca pensé que me gustaría ser sordo…. Hasta hoy…
Se rió.
Le dije que me iba a la barra de adentro, la cual tenía música propia ya que estaba en otro sector del boliche, porque no soportaba más esta tortura, y me dijo:
-Pero la bebida gratis está acá.
Ese era su punto débil…. Tomar… demasiado fácil pero aceptable.
-Allá también le dije, la tomé de la mano y comencé a caminar hacia adentro, lo importante era, por un lado separarla del grupo y por otro darle de tomar.
A mitad de camino la pasé adelante mío para poder ver que nivel de alcohol tenía ya en el organismo, caminaba apenas tambaleando pero medía mucho sus pasos, tomaba mi mano fuerte para buscar equilibrio y la otra mano estaba semilevantada como en alerta para sujetarse de alguien si trastabillaba, faltaba poco…..
Llegamos a la barra y le pregunté que quería tomar, me pidió un Daikiri de durazno, un trago demasiado dulce para mi gusto pero que podía prepararse bastante fuerte sin que se le note y por otro lado yo no pensaba tomar más que un par de sorbos, pedí dos. Le pasé algo más de dinero al barman para que lo preparé más fuerte y volví con ella. Le dí un vaso y me quedé con el otro.
Le saqué el típico tema de conversación de dos personas que hace mucho que no se ven, es decir, que había sido de su vida en este tiempo, no importaba que había sido antes, lo cual tampoco sabía, el tema era que hable un rato y sobre todo que tome.
Comenzó a contarme sus desavenencias laborales, sentimentales y físicas como si yo fuera su psiquiatra, sin relación de continuidad, ni criterio, lo que pasaba por su intoxicada cabeza lo soltaba como si yo fuera a entender de que se trataba, o peor aún, como si pudiera llegar a importarme. De a ratos le agregaba de mi vaso al suyo para que el mismo no se vaciara. Pude rescatar en esos relatos incongruentes que tenía 27 años, trabajaba de secretaria de un abogado y vivía con dos amigas que estudiaban abogacía con ella, que los hombres no le duraban y que aunque estaba cercana a recibirse no estaba segura de que su carrera le gustara.
Mientras hablaba y a raíz de un pequeño empujón de un muchacho que pasaba por ahí comenzó a tambalearse y la abracé para que no se cayera, sentí sus pechos apoyados contra mi vientre y me excité, la mantuve así hasta que recuperó el equilibrio y me miró riéndose, la miré y la besé. Fue bello, fue dulce aunque un poco torpe de su parte, y su aliento despedía alcohol, por lo demás estaba bien.
Nos besamos un rato allí mismo contra la barra y quizás por cerrar los ojos o quizás por tener la cabeza hacia arriba, comenzó a marearse de más y me pidió que nos fuéramos afuera, que necesitaba aire. Accedí y salimos.
Su intoxicación era completa en ese momento, no podía caminar si no la sostenía ni podía hablar con claridad.
Estaba lista, no hacía falta seguir perdiendo el tiempo, eran ya las 2 am. La tomé por detrás y le dije:
-Estás destruida, vamos afuera a caminar un rato.
Se dio vuelta, me abrazó y me besó, y dijo,-Dale.
Salimos del lugar, y noté el embotamiento en los oídos cuando me alejaba de la música, salimos caminando por la costanera abrazados, ella posaba su cabeza en mi pecho y parecía que tuviera los ojos cerrados por la torpeza de sus pasos, pero podía ser el nivel de alcohol que traía. Como si fuera casual dirigí la caminata hacía donde estaba mi coche, a 200mt del lugar. Ella no hablaba y yo tampoco quise hacerlo, no tenía sentido, ella no podía hilvanar un pensamiento lógico a ésta altura.
Al llegar al auto desactivé la alarma y ella levantó su cabeza, me miró y dijo:
-¿A donde pensás llevarme?.
-A donde vos me digas. Contesté.
-Pero en mi casa están las chicas estudiando.
-En la mía no. Le contesté mientras abría la puerta del auto, ella se sentó sin decir una palabra.

viernes, 10 de octubre de 2008

La iniciación (04) final del capitulo 3

Me serví un whiskie y me senté con la computadora en el sillón, revisando los planos de la reforma de la casa, mientras pensaba que ella había despertado mis primeros impulsos y ahora ella me seguía marcando el camino. Por un momento se me ocurrió pensar que quizás yo fuera un producto de ella y no uno mío, pero de nada servía pensar en eso.
Había cosas más importantes en que pensar.
Los planes de la casa venían de mil maravillas, el cableado de las cámaras ocultas se había disimulado con la excusa de un futuro sistema de alarmas, la habitación de control quedaba detrás de un Placard de forma que su ingreso fuera secreto y la decoración hacía que casi no pueda notarse la existencia de ese espacio en la casa, el arquitecto no sabía de ese mueble y el carpintero no conocía la casa, era un secreto que solo yo sabría, el resto de la casa era impactante, el estilo moderno usado era casi futurista, la decoración basada en cristales y acero inoxidable y los grandes espacios integrados hacían que aunque no estuviera terminada del todo impactara a su solo ingreso.
El dormitorio, estaba terminado con sus paredes revestidas en tela gris oscura, un sistema bastante usado en Europa pero no tan frecuente acá, el tema importante por lo que lo elegí es que los paneles de tela son fáciles de desmontar para su lavado y dejan un espacio de 10 cm entre ellos y la pared, lo cual me permitió al terminar la obra retirarlos y revestir ese espacio con un material acústico usado usualmente en las cabinas de radio. Con la excusa de que eran para una radio fue que pude comprar los triples cristales acústicos para la ventana que daba a un patio interno.
Cuando todo estaba terminado me mudé allí y me dediqué a instalar los sistemas de vigilancia y a probar la acústica del dormitorio, prendí el equipo de música a todo volumen y cerré la puerta, salí al comedor y casi no podía escucharse nada, lo mismo que desde el patio, no había forma de que los gritos de nadie pudieran ser oídos, la sola idea de que una mujer gritara desaforadamente mientras la violaba y no tener que preocuparme por eso me excitaba.
En las esquinas del somier fijé cuatro trozos de cadena de 50 cm y en la punta le fije una esposa a cada uno que compre en un sex shop, Estaban revestidas en un producto acolchado para no dejar marcas, compré además otros dos juegos que guardé en la mesita de luz y tramos de soga.
En la casa había ocultos un total de 12 cámaras digitales pequeñas y ocultas que se conectaban a una PC en el cuarto de control. Y la puerta del dormitorio solo podía abrirse desde adentro con un código de 4 dígitos en un tablero si se oprimía un botón al ingresar, tanto para el arquitecto como para el electricista era para poder usar la habitación como resguardo ante el ingreso de ladrones. Además coloqué dentro de la habitación una caja de seguridad mediana. Se que se reían a mis espaldas de mi supuesta paranoia pero claro que eso no era algo que me preocupe, tenía en realidad mis motivos.
Compré además 5 teléfonos celulares con sistema prepago dando nombres y documentos falsos que bajé de registros de internet, no era necesario que los nombres coordinaran con los documentos en realidad pero no quise correr el riesgo.
El ingreso a la casa con portón automático ciego me daba la privacía total antes de bajarme del auto y ninguna parte del interior de la casa se podía ver desde la calle.
Había gastado una fortuna pero todo estaba listo para la nueva etapa, la elección de la víctima. Y en mi archivo ya había una candidata…..

jueves, 2 de octubre de 2008

La iniciación (03)

Me retiré hacia atrás y mi mente daba vueltas a mil kilómetros por hora, las preguntas golpeaban en mi cabeza.
¿Alguien sabrá que vino acá?
¿Cómo deshacerme del cuerpo?
¿Cómo pudo pasar esto justo ahora si nunca pasó antes?
Pero lo que más me molestaba era que había matado a alguien y no había apreciado el momento, ni lo había notado.
Mientras pensaba estas cosas veía su cuerpo semi desnudo sobre la mesa y me dije, lo hecho, hecho está, y sentí deseos de terminar lo empezado, deseos irrefrenables de terminar de adueñarme de ella, de que sea mi esclava muerta tanto como lo fue en vida.
Volví sobre su cuerpo y la penetre de nuevo, me movía solo con la fuerza exacta para producirme más placer ya que nada que hiciera podía afectarla a ella.
Cuando tuve mi orgasmo fue terrible, largo y fuerte, ayaculé dentro de ella aunque sabía que tendría que hacerme cargo de eso de alguna manera porque la penetración era post mortem y ese ADN podría incriminarme cuando encontraran el cadáver, además por haber sido su pareja más reciente sería uno de los primeros sospechosos, tenía que actuar con cuidado, pero sería después, ahora solo quería gozar.
Cuando había terminado, la saqué y en ese momento su mano se movió, como un impulso, y luego otro, hasta que se acercó a su cara tapandola y empezó a llorar, lloraba despacio, sin gritos, estaba viva.
Lo que le había sucedido, investigué después, fue un desmayo por llegar al tope del dolor, es una respuesta normal del cerebro apagarse cuando el impulso es demasiado fuerte para tolerarlo, nada más que eso. Por un lado me sentí defraudado y sentí ganas de terminarlo, pero por el otro el alivio de saber que nada había pasado y que no tenía que preocuparme de que hacer con el cuerpo ni de ningún tipo de investigación policial.
Se tiró al piso y se tomaba la cabeza, preguntaba que pasaba, que le había hecho, no contesté, saqué el dinero de mi bolsillo y se lo tiré, le dije que se apure a vestirse, que no tenía toda la noche y que si iba a desmayarse por cualquier cosa que no se le ocurriera volver a llamarme, fue lo único hiriente que se me ocurrió en ese momento, la idea de su muerte todavía rondaba en mi cabeza.
Se fue sin decir una palabra.
Pero esa experiencia me marcó, me mostró un reflejo de lo que ahora pensaba podía ser el próximo paso.

martes, 30 de septiembre de 2008

La iniciación (02)

Volví a mi casa, tomé mi computadora y me fui a caminar por el centro de la ciudad, elegí un bar al azar y me senté en una mesa del rincón. Pido un desayuno, prendo la computadora, se abre el buscador y…. ¿Qué buscar?. Escribí psicópata, página de wikipedia y la definición.
Los psicópatas no pueden empatizar ni sentir culpa, por eso interactúan con las demás personas como si fuesen cualquier otro objeto, las utilizan para conseguir sus objetivos. No necesariamente tienen que causar algún mal, pero si hacen algo en beneficio de alguien o de alguna causa aparentemente altruista es sólo por egoísmo, para su beneficio.
Muchos autores suponen que la razón por la cual una persona psicópata es una persona perversa es porque se trata de sujetos cuya personalidad depende en gran medida de mantener el principio de realidad, pero careciendo de superyo. Esto hace que la persona psicópata pueda cometer acciones criminales u otros actos cuestionables con total falta de escrúpulos, sin sentir culpa.
Una personalidad psicopática no se restringe al asesino en serie, tal y como sugiere el estereotipo más extendido en nuestra sociedad acerca del psicópata. Un psicópata puede ser una persona simpática y de expresiones sensatas que, sin embargo, no duda en cometer un crimen cuando le conviene y, como se ha explicado, lo hace sin sentir culpa por ello. La mayor parte de los psicópatas no cometen crímenes, pero no dudan en mentir, manipular, engañar y hacer daño para conseguir sus objetivos, sin sentir por ello remordimiento alguno.

Me resulta y familiar, y sobre todo nada agresiva, sencillamente me parecen características, no un trastorno, cuestión de opiniones.
El tema es ¿que hacía yo en ese bar?. Esperaba, esperaba una oportunidad, una conversación en la mesa contigua, ver algo que llamara mi atención. Algo.
Las horas pasaban, navegaba acumulando información que por primera vez consideraba importante, todo podía servir.
El anochecer me encontró en ese bar leyendo, y escribiendo, durante ese día además detecté que entre las 10 hs y las 14 hs era el mayor movimiento de clientes habituales, esos que saludan al mozo y este les pregunta a su vez cosas.
Saqué fotos con mi celular simulando mandar mensajes de texto de los que más llamaron mi atención, abrí una carpeta que se llamaba “CLIENTES” y baje las fotos, además agregué pequeñas descripciones de lo que pude escuchar, en algunos casos me paraba e iba al baño para tratar de captar algo más. Pero sabía que iba a ser un trabajo arduo. Me di cuenta que la gente con itinerarios fijos iba a ser la más fácil de atacar, lo cual implicaba que yo también los tuviera. Un gimnasio también era un lugar útil a tales efectos, además un mejor estado físico y estético también era una herramienta útil, la ropa, el pelo, etc.
Esa noche mientras revisaba los archivos, me di cuenta de que no quería querría atacar a la clase baja, la clase alta me parecía más complicada por lo tanto más atractiva, casi todos los archivos del bar servían.
Al otro día me levanté y mientras desayunaba me di cuenta que la decoración de mi departamento no era llamativa, era una casa común, simple, para nada acorde a un personaje de peso como el que necesitaba, además de que no proveía la suficiente intimidad para lo que podía llegar a hacer. La casa de mis padres estaba deshabitada pero en mal estado, había que reciclarla.
Fui a comprar ropa, nunca en mi vida había gastado tanto dinero junto en eso pero esta vez era necesario, a las 10hs en punto llegué al bar, almorcé allí y me quedé hasta las 14hs, luego pasé por casa a dejar las compras y me dirigí al gimnasio más caro y reconocido de la ciudad, me inscribí y comencé la rutina de ejercicios. Los auriculares del IPod siempre puestos pero éste apagado, es más fácil captar conversaciones cuando la gente cree que no los escuchas.
Mi costumbre y mi atracción era por las mujeres, nunca había tenido un blanco masculino y no me llamaban la atención por lo que acomodé mi rutina de ejercicios en la zona donde más se agrupan las mujeres, es decir donde están los aparatos y no donde están las pesas, no saqué fotos allí, podrían darse cuenta y además era fácil recordar las caras y las actitudes.
Cuando terminé, tomé un sauna, luego cama solar y una ducha.
Llegué a casa cayendo la noche, me parecía un itinerario digno de mantener al menos por un tiempo. Comencé los bosquejos de la redecoración, de la casa de mis padres debía ser impactante y sofisticada, mirando páginas de decoración copié un par de ideas y armé un preproyecto, por la mañana llamaría a un arquitecto conocido para presentarle la idea.
La idea era aprovechar una habitación contigua al dormitorio principal como centro de operaciones y planes, se me ocurrió la idea de colocar cámaras ocultas en la casa aprovechando la reforma, tenía que ver como esconder eso del arquitecto.
Durante un mes ese fue ese fue mi itinerario, por la mañana compraba los muebles, accesorios decorativos y electrodomésticos para la redecoración, luego bar, gimnasio, ropa, libros y a dormir, los libros eran un elemento decorativo más pero leía un poco antes de dormir como para tener información al respecto por si tenía que hablar de eso.
Noté que no había en mi recorrido lugar para el sexo ya que ni siquiera salía los fines de semana, debía ocuparme de ese tema tarde o temprano.
Esa noche sonó mi celular, al mirar era el número era el de mi ex, la esclava.
No puedo decir que me entusiasmó la idea pero atendí, me habló llorando, me dijo que tenía un problema grave, que necesitaba dinero. Le pregunté de cuanto hablábamos y me dio una cifra irrisoria, mis camisas valían eso pero para ella representaba más, trató de explicarme para que la necesitaba pero la interrumpí, Vení a buscarla le dije. La excitación no era porque fuera ella ni por lo que podía llegar a hacerle pero el tiempo pasado sin sexo se estaba notando y opté por aprovechar la oportunidad.
Media hora después sonaba el timbre, Le abrí la puerta y entró.
-Perdoname que te moleste pero…. Le apoyé un dedo en la boca para que se calle. Y le dije.
-No me importa para que la querés ni porque me la pedís a mi, lo único que necesito saber es que tanto la necesitas, es decir, ¿que estás dispuesta a hacer por ella?.
Me miró con esos ojos que me recordaron las primeras épocas de las vejaciones y dijo mirando al piso y muy bajo.
-Lo que sea.
-Entonces empezá por arrodillarte.
Lo hizo y fue muy parecido a esa vez pasada.
No tardé demasiado pero la acumulación a través del tiempo creo que hizo que mi eyaculación fuera demasiado voluminosa o espesa, no lo se en realidad pero cuando comenzó el orgasmo trató frenéticamente de sacar la cabeza de allí, pero la tomé de los pelos y la metí aún más adentro. Tenía arcadas mientras aún estaba mi pene en su boca pero no la solté, el semen corría desde su boca al piso, al sillón y por mis piernas. Finalmente cuando dejó de tratar de salir le solté la cabeza y le dije que continuara. Lo hizo.
Luego de unos cinco minutos que me llevó recuperar la sensibilidad normal, le pedí que se parara y que hiciera lo que ya sabía.
Ella se bajó los pantalones hasta las rodillas y se agachó sobre la mesa, me quité la remera, la enrosqué y se la acerqué a la boca.
-Si gritás no cobras. Le dije y ella lo mordió y cerro los ojos.
Puse una mano en su nuca para que no se levantara por reflejo y la penetré de un golpe, aún más fuerte que las veces anteriores, no gritó, un temblor nada más y ningún ruido ni intento de levantarse, muy extraño pensé. La saqué por completo volví a metersela… nada, ni un movimiento. No entendía que sucedía, miré sus manos mientras seguía penetrándola, reposaban sobre la mesa distendidas, como quien duerme, su cara estaba relajada también y no mordía la remera, estaba sobre la mesa. En ese momento recordé un artículo que había leído tiempo atrás sobre relaciones anales y que había registrados casos de muerte por paro cardíaco debido al dolor y me pareció la opción más obvia.
Estaba muerta…

martes, 23 de septiembre de 2008

Capítulo 3 .La iniciación.(01)

Mi vida de ahora en más sería dedicarme a buscar esas experiencias de las que me sentía tan orgulloso y que tanto placer me generaron, hasta ahora habían caído en mi regazo y solo había aprovechado la oportunidad, quizás había planeado algunos detalles pero nada demasiado elaborado, ahora las cosas serían distintas, ahora planearía absolutamente todo.
Lo primero que debía eliminar era mi trabajo ya que perder ese tiempo todos los días atentaría en contra del desarrollo y logro de los planes, no tenía sentido mantenerlo ya que la herencia de mi padre era suficiente para vivir de ella si la administraba correctamente, pero de todas formas iba a obtener un beneficio por la antigüedad, no era necesario renunciar y perder todo si podía lograr un despido con una indemnización que engordaría mis arcas.
Otra cosa que tenía que hacer era buscar un nuevo blanco, ya que lo que me parecía mejor era primero buscar el blanco y luego ver que podía obtener de él.
Durante el resto del fin de semana me dediqué a organizarme, me pareció llamativo llevar una bitácora de mis actividades y por eso pasé en la computadora todo el texto completo que es lo que ustedes están leyendo ahora.
El lunes fui al trabajo muy desalineado, era parte del plan, para que la indemnización fuera total debía evitar las suspensiones y los apercibimientos y la mejor manera de salir rápido de esa empresa era tener un entredicho con el Gerente del departamento ya que disfrutaba del abuso de poder y de despedir gente con el dinero de la empresa, lamentablemente yo tenía una excelente relación con él lo cual dificultaría un poco el plan.
Mi puesto era “Encargado de control de calidad”, y el jefe de despacho era un muchacho de mi edad muy falso y que había llegado al cargo a costa de ser los oídos del gerente por lo que se había ganado la empatía de sus compañeros, era mi canal de entrada.
Me serví una taza de café y fui directo a su oficina, entré sin golpear y le dije:
-Hoy salen todos los pedidos como están, no tengo ganas de controlarlos.
Antes que diga nada salí de su oficina y cerré la puerta. Sabía perfectamente que iba a hacer, me senté en mi oficina con los pies sobre el escritorio, antes de poder abrir el diario lo ví pasar rumbo a la oficina del gerente.
No más de quince minutos pasaron hasta que el gerente entró en mi oficina, me miró, y dijo:
-¿Estás cómodo Rafael?.
-Mucho. conteste.
-¿Podés bajar las piernas del escritorio y soltar el diario mientras hablamos?
Puse cara de fastidio y me incorporé en la silla, estaba irritado, lo noté porque su cuello y mejillas se ponían muy rojas cuando eso pasaba.
-Esperame un segundo, me voy a servir un café. Le dije y me paré, el se paró detrás de mí y me siguió, era justamente lo que buscaba, necesitaba que más personas fueran testigos de la discusión para que no le quedara más opción que despedirme.
-¿Se puede saber que bicho te picó? Dijo casi gritando en el pasillo.
-Nada, contesté muy tranquilo, sencillamente no tengo ganas de deslomarme como todos los días, nada más.
-Esa es tu obligación.
-Bueno, entonces cambiemos de trabajo, usted controle cada puta cajita que hay en el depósito y yo me hago chupar la pija por su secretaria.
Todos en la empresa sabíamos que Mario y su asistente eran amantes desde hacía años.
Dio un paso adelante, sé que quería golpearme lo cual hubiera sido fantástico, pero se controló y me dijo apretando los dientes:
-Andá a tu casa y esperá el telegrama allá.
Le guiñé un ojo me dí vuelta y me fui, mientras caminaba escuchaba a toda la oficina murmurando y cuando pasaba cerca de algún escritorio me felicitaban en voz baja, ya no podía esconder mi sonrisa.
Sabía como funcionaba el circuito, en dos días me llegaría el telegrama de despido, dos días después un llamado telefónico de los abogados para acordar una reunión, me ofrecerían una indemnización de 100% o una del 70% con una carta de recomendación alegando despido por recesión laboral, les diría que se metan la carta en el culo y cobraría mi cheque por 10 años de antigüedad.
Las cosas salían bien, quise un despido pago y solo me llevó media hora, ¿Cómo seguir?.

jueves, 11 de septiembre de 2008

El nacimiento.(9)

Tuvimos sexo ahí mismo, salvajemente y en todas las posiciones posibles, una actitud muy dominante la de ella y yo me dejé dominar. Luego salimos, llamó a sus amigas y les dijo que no iba a poder salir, que luego les explicaba y nos pusimos a tomar y charlar sobre pavadas, comimos poco, bebimos mucho, nos emborrachamos los dos y fuimos a la cama, tuvimos sexo de nuevo y nos dormimos. Por la mañana me levanté cuando ella aún dormía y me fui a la cocina. Roxana vivía en un departamento de pasillo bastante pequeño que tenía un diminuto jardín al lado de la cocina, ella lo mantenía rebosante de plantas, preparé unos mates y me fui allí. Tenía que pensar muy bien como seguir, Jorgelina, la que faltaba no iba a ser fácil, era muy estricta y estructurada y ni siquiera sabía como lograrlo. También sabía que no contaba con demasiado tiempo, porque aunque dudaba de Roxana hablara, sabía que Fernanda tarde o temprano lo haría.
Roxana se levantó y se sentó enfrente mío, estaba seria.
-Buen día. Le dije con una sonrisa.
-Buen día. Contesto y siguió…
-Mira, sobre lo de anoche, tenés que entender que fue algo que pasó y punto, no significa nada. Me dijo.
-Ya lo sé, salió y ya está, no va más allá de eso. Dije.
-Bueno, ¿Me quedo tranquila entoces?
Era claro que ella estaba solicitando mi silencio y asentí con la cabeza. Terminé los mates y me fui, nos saludamos con un beso en la mejilla.
Llegué a mi casa y me puse a pensar como continuar. Jorgelina no tenía puntos débiles que yo conociera, no tenía sexo casual y nunca había salido con alguien que no viera muchas veces antes. No tenía acceso a ella, se me ocurrió también volver con Mariela para ver que sucedía en las reuniones de los sábados, ver las caras de las otras dos mientras yo estaba con ella pero no logró entusiasmarme. Y la idea de intentar con Jorgelina y perder no me agradaba, tres de cuatro era suficiente y dejé la idea allí, un buen planificador sabe donde parar me dije.
No pude evitar notar que la que tenía los valores morales más fuerte fue la que estuvo fuera de mi alcance, y eso en cierto punto me inspiró respeto hacia ella.
También se me ocurrió llamarla a Mariela y decirle que había estado con Jorgelina y con Roxana, pero más allá de la diversión iba a darles a entender que lo había hecho a propósito y.. quien sabe, podía llegar a necesitarlas en el futuro, por lo que decidí cerrar el tema ahí, la llamé a Jorgelina y le dije que me sentía muy mal por lo que había pasado, que no era correcto, ella me dijo lo mismo que se sentía terriblemente mal por traicionar así a su amiga y que por favor lo dejaramos ahí y no dijera nada.
-Quedate tranquila. Dije.
Tema cerrado y a moverme a campos más verdes.



Fueron muchas las historias de ese estilo que generé y viví, a veces con varias mujeres o a veces con una sola.
Note que no sentía remordimiento por nada de lo hecho pero a su vez había dejado pasar oportunidades por parecerme demasiado crueles, aún para mi. Y creo que ese era mi error.
Los años pasaron bajo el mismo tipo de comportamiento. Cuando tenía 25 años mi padre murió en un accidente de tránsito, y yo comencé a administrar los capitales familiares para asegurar la subsistencia de mi madre que había caído en una depresión profunda. Varias propiedades, una cuenta bancaria y un seguro de vida importante eran los activos, pero yo nunca toqué un peso de ese dinero, vivía bien de mi propio trabajo. Solo me encargaba de las inversiones para asegurar la subsistencia de mi madre y pagar la cuota del lugar en donde estaba internada, en él último año solo la ví una vez por mes cuando iba a pagar la cuota.
Volví al papel en el que estaba escribiendo y releí de nuevo las preguntas.
Y anoté al lado:
*¿Cómo llegué a esto? Por mi
* ¿Cómo manejo el presente? planificadamente
*¿Qué deseo para el futuro? MAS… MUCHO MAS.

Ese fué el día que nací, ese fue realmente el primer día de mi vida, el día que empecé mis planes sin ningún remordimiento…

miércoles, 10 de septiembre de 2008

El nacimiento.(8)

Dormí ahí y por la mañana me despertó con el desayuno y con solo una remera encima, todo estaba claro, no había arrepentimientos por lo sucedido lo cual era bueno, pero tenía que apurar el plan porque ahora todo empezaría a desmoronarse como una casa de cartas.
Pasé el día con ella para evitar que hable con sus amigas y para tomarme el tiempo para pensar como seguir ya que tenía claro que la primera de las tres iba a caer de esta forma pero aún faltaban dos.
Roxana sería el próximo blanco, era la sexualmente más libre del grupo, la única que reconocía tener sexo casual y acostarse con idiotas solo porque la cojían bien o porque la tenían grande y una vez me dijo:
-Mas vale que ésta te cuide de cerca porque si te agarro yo no vas a querer dos.
Todos nos reímos en ese momento tomandolo como un chiste pero yo sabía que algo de verdad había bajo esa frase.
Llegó la noche e inventé tener el cumpleaños de un amigo y que debía ir, le dije a Fernanda que la llamaba al día siguiente y me fui. Colectivo a mi casa, un baño, cambio de ropa y un colectivo de nuevo pero a la casa de Roxana, solo esperaba que estuviera porque no la llamé antes, tenía que ser así.
A dos cuadras de la casa que compré una lata de cerveza, la abrí y tomé un par de sorbos. Toqué timbre y ella me atendió en bata y con una toalla en la cabeza, era viernes y ese día religiosamente ella salía con otro grupo de amigas que eran más trasnochadoras y alocadas que Fernanda y Mariela.
-¿Que hacés acá? dijo sonriendo
Le hable fingiendo una borrachera importante y le conté rápido que venía de pasar la tarde con mis amigos y que habíamos comido un asado que había tomado mucho y que todos se habían ido a lo de sus novias que me habían dejado solo y que quería seguir la joda, que me acompañe. Se rió y dijo:
-Pasá que estás más para una ducha que para un joda chiquitin.
Pasé.
Tambalee un poco hacia la mesa y seguí tomando cerveza, le dije que me acompañe y ella se sirvió un poco en un vaso.
Me dijo que me veía hecho bolsa, que me vaya a pegar una ducha y obedecí.
Mientras me bañaba pensaba que esto iba demasiado fácil, que si al salir ella estaba aún en bata el tema ya estaba resuelto, si estaba vestida tendría que ver como remontar eso.
Me tomé mi tiempo y le grité que no había toalla, suponía que estarían en el armario pero no era la idea encontrarlas, ella entró al baño, yo estaba detrás de la cortina que transparentaba un poco, abrió el armario y cuando ví que ya la tenía en la mano corrí la cortina de un golpe, ella se rió, miró y luego se tapó la cara con el vaso de cerveza, con la otra mano me apoyó la toalla en el estómago, seguí con la bata puesta. Ignoré la toalla y le saqué el vaso de la mano, ella seguía riendose y yo la imitaba, antes de tomar le dije secame, comenzó a secarme los hombros mirando para otro lado y dijo.
-Sos un zarpado nene.
No contesté pero debía haberle dicho que no parecía molestarle hasta ese momento. Me secó muy por arriba y me ató la toalla en la cintura, seguía corriendo el agua en la ducha. Tomé de un sorbo lo que quedaba del vaso la tomé por la cintura levantandola del piso y la metí bajo el agua, gritaba que no mientras se reía a carcajadas, entré yo también bajo el agua y me quité la toalla, alcanzó a decir.
-Esto está re mal. Y la besé.

martes, 9 de septiembre de 2008

El nacimiento.(7)

No podría vivir la vida de otra manera, era lo que era no solo por las cosas que me habían pasado sino por las cosas que yo generaba, ya no importaba si yo era el producto de las situaciones o si las situaciones eran producto mío, esto era yo. Adoré toda la vida generar un plan y concretarlo, y esos planes significaban conflictos y peleas, dolores y angustias, en eso radicaba mi placer. Disfruté el pánico de esa mujer al llegar su marido más que un orgasmo, de hecho sacrifiqué mi orgasmo por vivir eso.

Hubo otra situación del estilo pero que trataba sobre la traición entre amigas, disfrutaba que las personas se traicionen por mi. Eran cuatro amigas de entre 30 y 36 años las cuatro, logre volverme el amante de una, en realidad ella me decía que aspiraba a más conmigo, lo cual me parecía absurdo ya que doblaba exactamente mi edad, pero para poder avanzar sobre ella no le dije francamente que no, que eso nunca iba a pasar, sino que le alimentaba esperanzas a futuro, pero que todavía no me sentía listo, que no sabía, etc.
Pero lo que si le fomentaba era la convivencia, sabía que eso la esperanzaba más que cualquier cosa que yo dijera, por lo que me quedaba a dormir muy seguido en su casa, inclusive llegó a darme una llave para que la esperara si ella no había llegado aún.
Era una morocha muy flaquita, pelo largo y negro y grandes ojos negros, se llamaba Mariela.
Conocí a sus tres amigas que eran del estilo, ninguna era muy agraciada físicamente, no es que fueran feas pero no estaba la hermosa presente en ese grupo, y el plan nació prácticamente solo. Tenía que tenerlas a las cuatro.
Lo primero que utilicé fueron cuanta técnica sexual se me ocurriera con Mariela, ya que sabía que ella iba a compartir esas cosas con sus amigas y mejor amante fuera más iba a entusiasmarlas. Y por eso es que le dedicaba todo el tiempo y el esfuerzo posible en llevarla al tope del placer siempre que tenía oportunidad. Obviamente necesitaba estar seguro de que eso se transmitía y por eso trataba de que nos reunamos los cinco para charlar en grupo y ver que detectaba.
Un día mientras una contaba una experiencia mala en la cama con un hombre, al terminar dijo:
-Vos no tenés ese problema… a vos de atienden bárbaro.
Estoy por buen camino pensé, solo faltaba generar la oportunidad y como había logrado un nivel de confianza importante con las demás, lo que hice fue inventarme una pelea, usando una frase de ella en que me pedía que reconozca mis sentimientos. Armé una problemática sobre la presión y sobre su insistencia de exigir más de los podía dar, etc. Portazo y me fui, había que esperar. Al día siguiente Mariela me llamó y yo me comporté esquivo en la conversación, le dije que no sabía que quería hacer y esperé.
Dos días pasaron y fue Fernanda, una de sus amigas la que llamó diciendo que Mariela estaba muy mal que quería saber que pasaba. Le dije que tenía que ir al centro por un trámite y que al terminar pasaba por su casa para hablar, ella vivía sola a pocas cuadras de Mariela. Esperé un par de horas y salí hacia su casa, al llegar ella me recibió en el living, me sirvió un café y empezamos a hablar. Mientras yo exageraba la situación en el relato de los hechos y hacía repetitivas las cosas que solo pasaron una vez, prestaba mucha atención a su postura, por otro lado hacía énfasis en mis deseos de compartir la vida con alguien sin ser específico en que Mariela fuera esa persona, es decir que no hablaba de mi amor por Mariela sino de mis deseos de amar y ser amado, era la manera de tratar de que ella se incorpore en esa posición.
Cuando fue su turno de hablar noté que mi plan había surtido efecto porque no defendió a su amiga sino que dijo:
-No se que le pasa a esta chica, como puede ser que no vea lo que tiene al lado.
Y luego de eso comenzó a hablar de ella, de sus malas experiencias y de lo que daría por tener a su lado a alguien sensible que la quiera. La hice hablar, le pregunté que porqué se sentía tan sola y le dije que yo tampoco entendía porque “nos” pasaban esas cosas. Ella siguió con su relato pero cada vez más sensible. La interrumpí y le dije:
-Voy a comprar algo para tomar.
-Hay vino acá en casa, ¿Querés?. Contestó y yo accedí.
Que tome un poco de alcohol era lo único que necesitaba para terminar con el plan.
Bebimos un par de copas mientras ella seguí contando sus malas experiencias cada vez más al borde del llanto y yo hurgaba para sacarle más. Hasta que las lágrimas le ganaron, y ese era el punto que esperaba, me paré y la abracé, le dije que todo iba a pasar, que “nosotros” no nos merecíamos sufrir así, me miró y la besé.
Sabía que tenía que lograr que tengamos sexo si o si porque de otra manera podría arrepentirse y escudarse en que nada grave había pasado, por lo que la besé más apasionadamente, la alcé y la senté en la mesa, ella respondía a mis besos pero sus manos no me tocaban, estaba en el límite pero no lo pasaba.
Tome sus manos y las llevé a mi pecho, comenzó a acariciarlo suavemente, yo acariciaba su espalda, despacio, pensé, no hagas nada que logre que te frene, tenés que subir su libido de a poco. Sus manos tocaban mi pecho cada vez más fuerte hasta que en un momento usos sus uñas, con suavidad pero ese era el signo que yo esperaba, bajé mis manos a la cintura y la traje hacia mi apretando nuestras pelvis.
Lo demás fue fácil…
Había escuchado numerosas charlas en donde ella contaba lo que no le gustaba y lo que si pero que no se lo hacían por lo que el itinerario sexual estaba perfectamente planificado de antemano, es muy fácil ser buen amante para una mujer que te dijo con lujo de detalles como debería ser. Fue suave y dulce, como ella lo deseaba, y realmente me sorprendió el hecho de que me agradara tanto físicamente, cuando le veía vestida no pensaba que me fuera a gustar pero desnuda me pareció muy hermosa y su piel era casi afrodisíaca.

sábado, 6 de septiembre de 2008

El nacimiento.(6)

Pensé que me quedaban un montón enormes de papeles escritos que relataban mi vida pasada, la necesidad de volver a la ignorancia, y el dolor de saber que es probable que no exista la mujer que no te mienta en el primer mes. Una mentira es una mentira y aunque crean que lo hacen muy bien hay alguien que sabe como detectarlas.
Es por eso que es ese momento de mi vida hice un clic, era hora de encarar las cosas de forma conciente, basta de actuar por instinto, debía hacer un plan de lo que realmente quería. Lo primero que tenía de decidir era si me aceptaba como era o quería modificar cosas. No era difícil la decisión, las cosas que había vivido eran fuertes, siempre las experiencias fuertes me hicieron sentir vivo.
En los primeros años el odio a “La Traidora” me había movilizado más que cualquier sueño o anhelo. Luego las experiencias con “Las Nenas” habían estado repletas de situaciones generadoras de adrenalina, la buscaba, no es que solo sucedían.
La vez que dormí escondido bajo la cama lo había generado yo. Sabíamos que el marido llegaba a las nueve, eran las ocho y yo la provoqué, la besaba, la abrazaba y le decía al oído cuanto la deseaba, que no podía esperar a mañana, ella accedió. Nos conocíamos bien, no era la primera vez que estábamos juntos y sabíamos también que podíamos satisfacernos sexualmente en 15 minutos si era necesario, pero yo manejé las cosas para que no fuera así, lo estiré, la mantuve al borde del orgasmo pero no la dejaba terminar, conciente del reloj y de que ella en ese estado no lo notaba, la mantuve así hasta que supe que no íbamos a tener tiempo de salir, solo ahí la dejé terminar, casi al mismo tiempo que escuchamos el portón del garage abrirse. Mientras ella se desesperaba y se le llenaban los ojos de lágrimas yo tenía todo planeado, había calculado todo hasta el último detalle mientras tenía sexo con ella, sabía que podía fallar pero conocía a su marido y aunque nos descubra las consecuencias no caerían sobre mi sino sobre ella, no era un hombre que pudiera reaccionar con violencia, era un intelectual.
Mientras ella se quedaba parada agarrándose la cabeza yo metí toda mi ropa bajo la cama, la llevé al baño, prendí la ducha y la abrí el agua, eso ocultaría todos los rastros de haber tenido sexo recientemente, los olores y el pelo alborotado, además de ocultar los ojos rojos del llanto reciente, la besé en la frente y le dije.
-Hasta mañana mi amor.
Corrí y me metí bajo la cama, me puse la ropa allí mismo mientras escuchaba a ese hombre hablarle a su esposa a través de la puerta, puse mi campera de almohada y me dediqué el resto de la noche a escuchar las conversaciones banales de una pareja durante la cena, y sobre todo a entender el descaro de ella contándole lo aburrida que había estado ese día, de cómo lo había extrañado y de que el tiempo no le pasaba más mientras que yo sabía que ese día había sido un festival de sexo.
Se acostaron y media hora después el estaba dormido, se pudo notar por el cambio en el ritmo de su respiración, ella no, ella seguía agitada, bajó su mano y me tocó.
Dormimos en esa posición, el marido en un costado de la cama y su mujer en el otro tomando la mano de su amante 19 años menor que ella que estaba bajo la cama.
Hace dos años volví a cruzarla, de la mano de su esposo, no me reconoció.

jueves, 4 de septiembre de 2008

El nacimiento.(5)

Durante esos años supe lo que es el sexo grupal en muchas combinaciones posibles y siempre opiné que está sobrevalorado, no digo que sea malo pero tiende más a sumar los defectos de los participantes que sus virtudes.
Así fue que llegue a los 32 años con el cartel de “Pirata viejo” tatuado en el pecho
Con la necesidad de renovar el entusiasmo, porque nada realmente bueno había pasado por mi vida. La frase “La ignorancia es una bendición” queda totalmente justificada en este entorno de pensamiento.
Es por eso que el experimento de salir con esta chica mucho menor y con unas características que la volvían totalmente descartable no me pareció tan loca en ese momento. Recordé la frase de Einstein de decía “ Idiotez es hacer siempre lo mismo y esperar resultados diferentes”. Entonces ¿porque no probar algo diferente? ¿Qué puede pasar tan grave que no haya pasado antes?.
Bueno, la locura de esta chica hizo que no cuadrara en ninguna estadística anterior lo cual me volvía curioso al respecto, su entusiasmo por el sexo y por experimentar en él, eran normales para su edad pero extrañamente contagiosos creo que sentí el mismo tipo de morbo que sentían “mis nenas” 15 años atrás.
Eso generó en mi una renovación, un entusiasmo, que realmente extrañaba. La situación agradable y cómoda sumada a la edad y el cansancio a seguir probando fue el catalizador para que empezara a ceder, a permitir cosas cuando antes hubiera cortado la pareja en ese momento. Luego fue la obsesión por la violencia y la adicción a la adrenalina. ¿Y ahora que me queda?, pensé en ese momento.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

El nacimiento.(4)

Hubo muchas situaciones en esos dos años que me marcaron, viví lo que es la traición de la mujer a su pareja en forma desfachatada, supe lo que es esconderse bajo la cama, de hecho pasé toda una noche ahí, supe lo que es la traición entre amigas por lo que yo definía como un pedazo de carne (yo), supe lo que son los celos y la competencia entre mujeres, y supe que no solo un pelo de vulva tira más que una yunta de bueyes. Aprendí también que el conocimiento es poder.
También aprendí que no era un lugar ideal después de una experiencia muy dura con el hijo de una de “mis nenas”.
Yo estaba en la casa de ella como dos o tres veces por semana y el hijo de tres años dormía en la pieza, nunca sucedía nada delante del chico pero al parecer dirigió su necesidad de imagen paterna hacia la única persona disponible. Ella estaba en la cocina, y el nene se levantó, vino al living y cuando me vio sonrió y dijo papá,
instantáneamente gané la calle y nunca volví a entrar a la casa, tampoco le conté a la madre porque fue.
Situaciones como esa y otras del estilo de exigirme cosas como si fuéramos pareja generaron que de a poco me fuera alejando de ese entorno, además de mi deseo creciente por cuerpos más jóvenes. Reconozco que pasó un buen tiempo hasta que pude adaptar mis códigos al nuevo entorno y que no me hallaba es esa situación pero de a poco todo se aprende.
Desde ese momento hasta los 30 años todo fue mecánico y repetitivo, iba en busca de parejas, si la persona elegida me mostraba no ser apta para la tarea automáticamente pasaba a ser una cosa de una noche, o en su defecto de algunas noches, sino daba una oportunidad, no en mi corazón pero si en mi comportamiento, es decir, me ponía de novio, algunas duraron días otras meses, pero todas tarde o temprano demostraron no ser lo que estaba buscando y cada vez se volvía más raro que diera oportunidades.
Las mujeres eran en ese punto estadísticas y así seguían evolucionando mis teorías.
7 de cada 10 mujeres cambian su actitud sumisa luego del primer mes.
5 de cada 10 mujeres no saben como obtener placer sexual.
9 de cada 10 mujeres te negará en la cama que alguna vez se masturbó.
Hay un 70% mas de posibilidades de tener sexo la primera noche si la mujer esta alcoholizada.
Etc.
La lista es interminable, y cuando una mujer cometía un error ya había algún caso que demostrara empíricamente que no valía la pena darle oportunidad y la descartaba automática y fríamente.
No quiero decir con esta parte del relato que nunca me rechazó o me dejó una mujer, pero nunca me llegaron ninguna de las dos situaciones porque siempre había otra dispuesta a equilibrar la balanza, era el beneficio de no elegir a “una” mujer sino estar abierto a todo un abanico de posibilidades.

El nacimiento.(3)

La charla ya no era necesaria, el saber como había disfrutado otra persona de cosas que aún no conocía y como no las había valorado me molestaba más de lo que me interesaba y quería irme, por educación no podía decirle después de hablar una hora y en ese momento del relato, chau me voy, Por lo que volví a manejar un poco la charla para darle un cierre. Frases como “tenés que dejar el pasado atrás” o “ya vas a encontrar alguien que valga la pena” trataban infructuosamente de cerrar el tema y cuando dije “buscate alguien que te valore” ella me miró a los ojos, tomó mi cara con sus manos muy suavemente y me besó con una dulzura que no creí que pudiera existir, respondí a sus besos ya no bajo una planificación sino desde los sentimientos, desde mi necesidad de sentirme querido. Hasta el día de hoy creo que ese fue el mejor beso que recibí en mi vida. Ya no me importó que “la traidora” nos viera, pero supe luego que volvió y nos vió, era lo mismo para mi, el plan se había borrado, no necesitaba vengarme o mejor dicho ni siquiera me interesaba.
Salí 6 meses con Mariela (así se llamaba), tuve mis primeras relaciones sexuales y fue un buen momento, nos peleamos por motivos normales de la edad, pero sin faltas de respeto nunca el uno hacia el otro, aún guardo un muy buen recuerdo de ella y logró algo muy importante, quitarme de encima la asociación “mujer-traición” de la cabeza.
Como regla fija, me enseñó que todas las reglas tienen excepciones.
Pero lo más importante que aprendí con ella es que la seducción es básicamente manipulación. Y esa fue una regla de oro por el resto de mi vida.
De ahí en adelante necesité conquistar todas las mujeres que pudiera, creo hoy que era una manera de sobrellevar la derrota frente al “James Dean”, o quizás simplemente fuera mi deseo pero aún guardaba un cierto recelo a utilizar a las mujeres, o mejor dicho a las chicas, las cuales sabía que sufrirían con esa situación. Eso me llevó a acercarme a mujeres mayores, y como el diablo sabe por diablo pero más sabe por viejo mis intentos de manipulación no surtían demasiado efecto en esos lugares, pero mi edad (17) y mi físico si. Durante algo más de dos años solo anduve con mujeres de más de 30. En las salidas nocturnas alternaba gente de mi edad pero básicamente me molestaba el esfuerzo necesario para concretar algo, demasiada inversión en tiempo y esfuerzo para poca recompensa, era más cómodo con las mujeres mayores. Fue mucho lo que aprendí tanto del sexo en si como de la seducción ya que les encantaba jugar con la imagen del alumno. Tuve una buena época pero que dejó huellas profundas, algunas de esas mujeres eran casadas y algunas tenían novio lo cual me volvió a afirmar que la mujer no era un ser en el cual se podía confiar. Por esa época mis obligaciones solo eran la de estudiar mi carrera lo cual no me requería demasiado tiempo y el entusiasmo que me generaba lo volvía aún más fácil, el resto del tiempo lo invertía en visitar a las que graciosamente llamaba “Las nenas”.

lunes, 1 de septiembre de 2008

El nacimiento.(2)

No es menos importante que lo que me hizo el hecho de tratar de volver conmigo y de por todos los medios intentar convencerme de que estaba equivocado. Luego de incontables llamados de ella llorando y más que nada presionado por mis padres que eran semi concientes de la situación (no sabían los motivos de la ruptura ya que me avergonzaba) accedí a encontrarnos para hablar. Dios, jamás me sentí tan insultado en mi vida. Intentó continuar con la excusa de que alguien me había mentido hasta que dije.
-Basta nena, el que te vio soy yo, en persona y en el acto, no trates de negarlo.
Se puso muy seria, balbuceo un par de veces y aceptó cambiar la historia.
-Fue una pavada sin importancia dijo….. ni siquiera me gusta.
En ese momento y cansado de escuchar mentiras sin sentido todo mi dolor se volvió frialdad y decidí que esto no continuaría porque no podía tener a mi lado alguien en quien no confiara, le dije muy claramente y de corrido que eso era aún peor ya que me había traicionado en mi cara y ni siquiera por amor, que era una puta y que nunca volviera a llamarme porque le iba a contar a sus padres porque la había dejado (en su familia la infidelidad podría llegar a ser una falta grave y yo lo sabía). Lloró lo cual reconozco que no me generó ni alivio ni tristeza y volví a mi casa, apenas entré les conté todo a mis padres para quitarme presiones de encima y me sentí mejor, al menos por un rato. Los primeros amores no se olvidan fácilmente y yo no fui la excepción. El tema duró meses con altibajos pero un día en el boliche, apareció ella, como ya era costumbre, pensé en irme pero esa vez me quedé, me vio y automáticamente trató de brillar, buscaba ubicaciones sin obstáculos entre ella y yo y gesticulaba demasiado para llamar la atención. Me pareció patético y salí al patio del lugar. Allí comencé a hablar con una amiga de amigos y me sentí protegido, sentí que no importaba lo que ella hiciera mientras yo estuviera con otra no sería menos, pero a su vez estaba preocupado porque la chica no se fuera, no podía quedarme sin escudo, era necesario divertirla en la charla para que no quisiera irse y dejarme solo, no importaba lo que lograra con eso, solo necesitaba que se quede. Hasta el momento no me consideraba para nada un gran seductor, de hecho después de la traición me consideraba un inútil para el tema, por lo que me orienté en ser un consejero, eso siempre atraía la charlas de las chicas, claro que nunca se iban con el consejero sino que con el del conflicto pero al menos podría mantenerla cerca el tiempo suficiente. Orienté la charla, reconozco que la manipule, busqué el conflicto y lo exprimí, logré lo que quería, ella estaba increíblemente absorta en la charla, muy entusiasmada contándome intimidades que nunca le había contado a nadie como su primera relación sexual y como la había dejado esa persona, estaba muy sensible y vulnerable cuando veo que “la traidora” se retiraba con sus amigas, me miró con enojo y salió por la puerta, me extrañó porque era muy temprano.
Me dí cuenta que la inteligencia podía llegar a ser útil si se la usaba con frialdad, supe que esta situación me posicionaba mejor con “la traidora” porque ahora sabía que yo también podría reemplazarla. Mientras la chica seguía hablando, en mi cabeza el esbozo de un plan de venganza se estaba gestando, un poco basado en la historia que escuchaba. Volver con ella, mantener la relación hasta obtener su virginidad y luego dejarla, no era mala idea.

sábado, 30 de agosto de 2008

El nacimiento.

Ubiquémonos en el tiempo, inicio de los ochenta, 15 años, primera novia, un par de meses de noviazgo y como era normal, pensaba que era la mujer para el resto de mi vida. Típico baile de clubes de esa época para adolescentes, los dos “enamoradísimos” en la terraza y pasa “él”. Era un típico adolescente más, un poco más alto que el promedio y un peinado que ahora me recuerda a James Dean, el cuello de la camisa haciendo juego con el personaje y la misma desabotonada hasta el ombligo, el cuello forzadamente retraído hacia abajo y la boca semi fruncida. Aún en esa época la imagen resultaba grotesca y exagerada, más aún para mi que nunca fui de seguir modas. Los ojos de “mi futura mujer” lo siguieron desde que entró hasta que se perdió en la multitud, no dije nada, pero cuando luego de un rato seguía tratando de seguirlo el instinto me ganó.
-Bueno, ya está, podés dejar de mirarlo.
-¿A quien?. dijo ella.
-Nada, nada…. Dejalo ahí.
Pasó un rato, sus amigas y mis amigos llegaron al lugar y ella estaba muy lejana, prestaba más atención al grupo que a mi por lo que le dije que iba a tomar una cerveza a la barra y luego la buscaba. Debo haber tardado una media hora, tiempo que parece ser que fue suficiente para que al volver la encuentre a ella besandolo.
No recuerdo muy bien la vorágine de pensamientos que cruzaron mi cabeza en ese momento pero se que fueron desde la violencia a la lástima, pero ninguno se concretó, solamente me fui sin decir una palabra y sin que noten que los ví.
Ese día perdí la inocencia, ese día entendí que la mujer por el solo hecho de ser mujer no es confiable, aprendí que el amor no necesariamente es correspondido y aprendí que una pareja puede volverse un bien difícil de cuidar y mantener. Además me dí cuenta que lo físico es importante y que la inteligencia puede no serlo. Aprendí cosas para las cuales era demasiado chico y las aprendí de un golpe.

viernes, 29 de agosto de 2008

Mi esclava (parte 10)

Finalmente se había ido, y una angustia terrible me embargaba, a la vez un estado de excitación también rondaba mi cabeza.
Por un lado la había perdido, mi esclava, la única mujer en mi vida con la que había realizado todas las fantasías que tenía en el momento que yo quería. Por el otro, todo un abanico de posibilidades se abría frente a mí, la posibilidad de conocer una buena mujer con la que pudiera formar una familia, con la que pudiera ser feliz y envejecer tranquilo. Me convencí de que lo que necesitaba era esto último, que lo anterior como experiencia había estado muy bueno pero que tenía que terminar alguna vez.
Me corrijo, no me convencí….. solo traté de hacerlo.
Me quedé allí sentando pensando. Pensando en como encaminaría mi vida de ahora en adelante, cual sería el próximo paso a dar y nada surgía, nada…
No se cuantas copas de vino me serví hasta que mis ideas comenzaron a distorsionarse y los recuerdos perdieron hilo y continuidad, estaba demasiado cansado como para ir a la pieza pensaba pero no era cierto, no quería entrar porque cada estante vacío me la recordaría, porque sabía que se había llevado seguramente su foto y no podía afrontar eso todavía, al menos no es este estado. Me dormí sentado en el sillón.
Por la mañana me despertó la claridad del sol en la cara y la incomodidad de mi posición, miré el reloj, las ocho, demasiado tarde para ir a trabajar, no estaba de ánimos tampoco, era un jueves por lo que llamé avisando de mi ausencia ese día y el siguiente para disponer del fin de semana, esos cuatro días tendrían que alcanzarme para acomodar mi cabeza, al menos como para volverme una persona funcional de nuevo.
Cuando corté el teléfono sentí un alivio inmenso, no estaba dispuesto a ver ni oír a nadie ese día por lo que apagué el celular, bajé la campanilla del teléfono fijo y desconecté el portero eléctrico. Me preparé los mates, tomé papel y lápiz y me dispuse a planificar el resto de mi vida.
Escribí. “Planificación de vida”, el título me robó una sonrisa, y en ese momento me dí cuenta de cuanto tiempo había pasado desde la última vez que lo había hecho, ni siquiera podía recordarlo.
Luego comencé con una lista de preguntas para orientarme.
*¿Cómo llegué a esto?
* ¿Cómo manejo el presente?
*¿Qué deseo para el futuro?
Alejé el papel de mis ojos y noté que no tenía la más mínima idea de ninguna de las tres respuestas, lo cual volvía la planificación en este punto imposible, tendría que usar otro método.
Dejé esa hoja de lado por el momento, y pensé en escribir un relato de los últimos acontecimientos que tuviera en la cabeza para ver si eso me ayudaba con la primera pregunta, el resultado después de un par de horas fue lo que acaban de leer hasta ahora.
Al finalizarlo lo releí y me dí cuenta de que la clave sobre como llegué a esto estaba en los primeros renglones.
“Yo era un pirata viejo tratando de encontrar algo que renueve mi entusiasmo por el sexo, cansado de situaciones idénticas con distintas personas y de buscar parejas y no toparme con nada realmente bueno.”
Escribí las palabras que me parecieron claves.
Pirata viejo
Renovar entusiasmo
Nada realmente bueno.
Trate de hilvanar la ecuación. Y una nueva frase cruzó mi cabeza.
“ La ignorancia es una bendición”. La escribí a continuación.
¿Porqué me había descrito a mi mismo como un pirata viejo?. Anoté
Promiscuo
Experimentado
Perspicaz
Viejo
Otra vez a hilvanar las cosas.
Consideraba y aún considero que el número de mujeres que pasaron por mi cama era demasiado, un amigo me dijo una vez, “Te acostaste con demasiadas mujeres el día que ya no puedas recordarlas a todas”, eso me había pasado a los 25 años. A mis 32 las cosas eran aún peor. Pero la pregunta era: ¿Porqué me definía a mi mismo como un pirata?. Bueno, eso era fácil, hacía ya muchos años que mi búsqueda era la de sexo y no la de una pareja, pero ¿como fue que esto empezó?.

jueves, 28 de agosto de 2008

Mi esclava. (Parte 9)

Analicé la pareja desde los inicios y siempre estuvo regida por esta encima. Al principio era la noche, el alcohol, el sexo prohibido, para los dos por la diferencia de edad, más de 15 años, luego fueron las peleas, más tarde las vejaciones y finalmente no nos quedó nada, solo quedaba moverse en busca de experiencias nuevas. El problema ahora era mi propio futuro, al menos era lo que me preocupaba a mi, el de ella sería de ahora en más su problema. ¿Era yo también ahora un adicto a la adrenalina o no?. Lo único que tenía en claro es que mi idea del bien y el mal era lo que me había hecho abandonar la situación y por lo tanto perderla, aún no podía decidir si eso era bueno o malo para mi.
Toda mi vida había tenido el proyecto de tener una familia, con hijos y no creo que ese entorno posibilitara eso por lo que tenía que elegir, tratar de detenerla y seguir evolucionando en esa relación con un futuro difícil de manejar o calmarme, dejarla ir y buscar lo que siempre había buscado……
La realidad es que mientras pensaba esas cosas recordaba las situaciones violentas del pasado y me generaban la misma excitación que al principio, volvió la erección y la cabeza a mil por hora y pense… ¿Por qué no?.
Me saqué toda la ropa allí en el comedor y entré al dormitorio desnudo, ella me miró con esa cara de sorpresa de la primera vez y dijo.
-¿Qué hacés?.
-Sabés perfectamente que hago. Contesté. Sacate la ropa.
- No me toques. Grito. Ya no soy tuya, te dije que me iba, no me toques!!!!!!
De una bofetada la tiré en la cama y salté sobre ella, comencé a arrancarle la remera que se rompió por los tirones, fui sacando los pedazos mientras ella seguía gritando que no, que no la tocara que ya no era su dueño, le conteste gritando que lo considerara una despedida y estallo en llanto, no era el llanto de antes, era una mezcla de llanto y gritos de no. Tenía puesto un vaquero lo cual no sería fácil de sacar sin su consentimiento, cuando lo desabroché y tiré hacia abajo lo sujetó con ambas manos, le dí otra cachetada y soltó, se tapó la cara con las manos llorando aún más fuerte. Logré bajarlo hasta las rodillas y se trabó ahí por lo que le levanté ambas piernas y apoyé mi pecho sobre el pantalón que unía ambas piernas para evitar que pudiera bajarlas….. Y una vez más la penetré por la cola, gritó como nunca antes, tanto que tuve que taparle la boca esta vez no por deseo sino por necesidad, me di cuenta que nunca antes había usado esa posición y que permitía la mayor penetración posible, la violé con la mayor fuerza posible apretandole muy fuerte los pechos y estrangulandola cuando se resistía demasiado o trataba de empujarme con las piernas. Cuando terminé me quedé adentro moviendo el pene en círculos para disfrutar de las sensaciones residuales del orgasmo, no lo voy a negar, fue la mejor vez de todas. Ella seguía tratando de gritar pero ya más despacio…. Retiré el pene y le solté la boca, repetía continuamente:
-Te dije que no…. Te dije que no….
Puso sus manos en la pelvis como expresando dolor y se colocó en posición fetal llorando y repitiendo lo mismo. Mirando esa imagen me vestí y me fui al comedor.
Media hora después yo estaba tomando mi tercer vaso de vino cuando ella salió de la pieza con el rostro aún acongojado y los ojos enrojecidos, llevaba un bolso en el hombro y otro en la mano, la miré, no podría saber cual era la expresión de mi rostro, me miró fijo y tiró las llaves de casa al piso, y salió sin decir una palabra. Lo reconozco, no entendí en ese momento que pasaba por su mente.

Mi esclava. (Parte 8)

Durante los cuatro meses siguientes las cosas fueron idénticas, idas y venidas momentos buenos y violencia alternando hasta dos ciclos semanales, las perversiones que desarrollé también fueron evolucionando pero más o menos dentro de lo mismo de la primera semana, solo que ya nunca volví a creer que ella pudiera ser buena por lo que los buenos momentos me irritaban ya que solo demoraban el retorno de la esclava, ya no era solo ella la que generaba la discordia, cuando pasaban más de tres días de buenos tratos yo generaba la discusión totalmente a propósito. Era una buena época, podía quedarme hasta cualquier hora tomando cervezas con amigos y apagaba el celular, al retornar, sus planteos generaban exactamente lo que yo deseaba…. Sexo salvaje.
Todo evolucionaba, pero a su vez perdía sabor, ya era normal y no pensaba todo el tiempo en eso, de hecho llegó un momento en que prefería ir al cine que violarla, yo ya me había calmado pero mantenía la situación así para evitar sus ataques, pero comenzaron a espaciarse. Estaba perdiendo interés en la situación, no importa lo especial que sea algo, si sucede todo el tiempo se vuelve rutinario.
A los seis meses de la primera vez ya la maltrataba una vez por semana, a veces menos, el resto de las veces teníamos sexo normal, y en realidad no nacían ya de una pelea sino de mi propio deseo. Por ejemplo una vez llegué del trabajo con la idea de maltratarla, hacía más o menos 10 días que no pasaba, ella estaba con una remera y una tanga lavando los platos, se dio vuelta para saludarme, la tomé de un brazo y la puse de espaldas, bajé la tanga…. Ella no decía una palabra, me desabroche el pantalón y la penetré por la cola como siempre…. Solo unos quejidos, ningún llanto, acabé, la saqué me abroche el pantalón mientras ella se subía la tanga, pusimos la pava y empezamos a tomar mates y charlar sobre el día…. Era increíble pero era normal para ambos.
No sabría decir exactamente cuando pero un día dejé de hacerlo, nos volvimos normales, salíamos, charlábamos, y teníamos relaciones normales, por momentos mejores otras veces no tanto, como todo el mundo.
Una tarde ella llegó después que yo a casa, yo miraba televisión, me saludó y dijo.
-Tengo que hablar con vos.
-¿Qué pasa? pregunté
-Me voy. Dijo. Solo eso, no acotó nada más y se levantó de la cama.
-Bueno. Contesté. No necesitaba saber el porqué, en realidad lo sabía.
Comenzó a juntar su ropa, yo esperé en el living tomando una copa de vino y tratando de darme cuenta si eso me afectaba o no, y si ella sabía lo que estaba haciendo.
Por momentos pensé que no había podido superar nuestra época violenta pero no podría ser eso porque este último mes había notado en ella una decadencia en el interés por la pareja, no me trataba mal, solo la veía desganada. Por eso fue que lo entendí, era la falta de adrenalina lo que la hacía irse, y fue la adrenalina generada por las situaciones de violencia lo que la mantenía a mi lado, era una adicta y sin ella no podía vivir.

Mi esclava. (Parte 7)

Cuando me despierto a las 9 hs, ella ya no estaba en la cama, salgo de la pieza y la veo, con una remera larga ordenando la casa, mas bien solamente cambiaba cosas de lugar con una expresión hosca en el rostro…. Conocía esa cara. Y una sensación de odio me envolvió de nuevo, sabía exactamente lo que se venía y la odie por no ser lo que a la noche me mostró que podía ser…. Creo que lo que más me enojó fue el dolor de saber que esa persona a la que podía llegar a amar no existía más que de a ratos.
-¿Que te pasa?
-Nada… que me va a pasar… otro sábado a la noche sin que salgamos a ningún lado.
-¿Te parece que no la pasamos bien anoche?. Le pregunté
-¿No te das cuenta que me siento una vieja de mierda encerrada siempre acá?
-Si no te gusta estar con un viejo andáte y listo.(manipulación en progreso)
-Ya te dije que no me voy.
-Entonces callate y dejame de romper las pelotas.
-No me callo un carajo.
Apreté los dientes muy fuerte y mirandola a los ojos le dije.
-Metete en la pieza hija de mil putas que esta vez te curo para siempre.
Negó con la cabeza mientras caminaba para atrás hasta el rincón del comedor y se sentaba en el piso, caminé hacia ella despacio mirando sus ojos que se estaban llenando de lágrimas, pero era inútil, la piedad ya no existía en mi, la erección ya había comenzado y esto ya no tenía ni límite ni vuelta atrás.
Como cada vez anterior iba probando nuevas técnicas de tortura, la primera fue dolor físico, la segunda denigrarla, la tercera desvalorizarla, esta vez fue mostrarle cuanto disfrutaba de su dolor y el sarcasmo.
La tomé por los pelos de la nuca y la levanté, con sus manos sujetaba la mía tratando de evitar el tirón mientras me decía.
-Está bien…. Esta bien…. Pará. Ya había aceptado lo que iba a pasar pero trataba de minimizar la violencia.
Puse mi otra mano en su cuello apretando no muy fuerte y le dije al oido.
-Ahora te vas a quedar bien calladita y vas a hacer lo que te digo sin chistar…. Si te revelas te destrozo a puñetes. Asintió con la cabeza tras un sollozo.
Dirigiendola de los pelos a la mesa y recostándola sobre ella y me dijo entre llantos.
-No… por favor en la mesa no….
Era normal, la posición de la mesa volvía la penetración mucho más profunda que acostada en la cama y al no poder evitar la violación al menos trataba de minimizarla.
La levanté de un tirón y volví a tomarla del cuello pero esta vez con fuerza y le pregunté otra vez al oido.
-¿Qué mierda te dije?
No dijo nada, solo cerro los ojos mientras hacía pucheros.
Volví a bajarla sobre la mesa, la solté y de indiqué que no se moviera, fui al armario y tomé la soga, le até las manos…. Ella dio vuelta la cabeza mirando para el otro lado pero no se resistió a que la ate.
La coloqué en diagonal a la mesa, es decir que la punta de la mesa quedara en su pelvis mientras até la otra punta de soga a la pata opuesta. No tuve necesidad de sacarle nada ya que no llevaba ropa interior, solo me limité a levantarle la remera dejando a la vista sus pechos.
Con otros dos pedazos de soga até sus tobillos a las patas restantes de la mesa haciendo que todo el peso de su cuerpo reposara sobre la mesa y su cola quedara asomando extremadamente hacia fuera.
Comenzó a llorar mas fuerte por lo que tomé un repasador y se lo metí en la boca, con otro se lo até. Me saqué la ropa sin prisa disfrutando de lo que veía, finalmente la penetré analmente y empecé a moverme, tranquilo, sin apuro, disfrutando de las sensaciones y de sus intentos frustrados por tratar de gritar, le dije.
-Tomatelo con calma que esto va para largo. Y continué el movimiento.
De a ratos le apretaba la cola o los pechos, pero mayormente la tomaba de la cintura para ayudarme a moverme. Esta vez no fue tan violento ni tan largo como antes, no había motivos para tratar de estirarlo porque no pensaba soltarla cuando terminara.
Fue algo de 15 o 20 minutos hasta la eyaculación, cuando eso pasó, se la saqué y me fui a la cocina, abrí una lata de cerveza y me senté en el sofá mirandola desde atrás mientras bebía la cerveza, trataba de girar la cabeza para ver que estaba haciendo yo pero no lograba llegar, se me escapó una sonrisa le dije.
-Estoy descansando, no te preocupes que en un rato sigo.
Trató en vano de decir algo.
Puse música y prendí un cigarrillo, me dediqué a disfrutar de lo que veía, la imagen era dantesca la posición favorecía terriblemente las virtudes de su cuerpo, no podía retirar la vista del ano semi dilatado y enrojecido. Terminé la cerveza y el cigarrillo, comenzaba a tener una erección nuevamente, no pude evitar sorprenderme, hacía años que no tenía un ritmo sexual tan alto. Comencé de nuevo sin prestar atención a sus intentos de gritar, me desentendí totalmente de ella como persona, hice lo mío como su fuera un objeto, ni trataba de lastimarla ni me preocupaba si eso pasaba, solo me importaban mis sensaciones, fue muy largo, algo más de media hora después estaba totalmente transpirado y con la boca seca, me fui a la cocina a buscar otra cerveza, volví y la penetré otra vez por la cola mientras tomaba la cerveza, solo paraba de moverme de a ratos para tomar un trago, en total duró cerca de una hora hasta que terminé, lo extraño es que no recuerdo casi ruidos de parte de ella en todo el tiempo, realmente no se si los hizo y la música los tapó, si no los hizo o si simplemente no los recuerdo.
Solo le desaté las manos, la dejé para que se encargara ella de lo demás, busqué otra cerveza y me fui al baño, llené la bañera y me quedé allí hasta que me dormí.

Mi esclava. (Parte 6)


Comimos y comenzamos a charlar sobre pavadas parecía de nuevo que nada hubiera pasado, si no fuera por sus ojos hinchados por el llanto y su voz disfónica por los gritos no podría haber estado seguro que lo de un rato antes hubiera pasado en realidad o si era una alucinación pero en realidad algo muy importante había cambiado, yo me sentía su dueño y sentía que podía hacer de ella lo que quisiera cuado quisiera…. Era un gran cambio.
Cuando terminamos de comer sentí ganas de ejercer mi nuevo poder pero en realidad ya no sentía deseos de maltratarla o de que sufra, solo de ordenarle cosas, era el segundo gran cambio… Odiaba a la persona que había tenido al lado estos meses pero me estaba enamorando de la esclava, pero si me encariñaba con ella ya no podría usarla de la manera que lo hacía antes, eso podría volverse un dilema, o ¿podría ser que me estuviera ella manipulando a mi? .
Ese día fuimos a pasear, helado y cine como cualquier pareja normal, de hecho charlamos de proyectos a futuro con lo hacíamos antes, todo normal y todo bien. Al llegar a casa cenamos y tomé vino, ideas sexuales comenzaron a surcar mi cabeza pero no violentas sino más bien románticas, le dije que se acerque y comencé a besarla…. Fue instantáneo, se subió encima mío y respondió a mis besos con salvajismo, quitándome la ropa a tirones mientras yo hacía lo mismo con la suya. Hicimos el amor allí mismo sobre la mesa, tuvo 6 o 7 orgasmos, después de cada uno ella paraba y me practicaba sexo oral por unos momentos, luego yo a ella y volvíamos a empezar en otra posición, nunca habíamos tenido tan buen sexo en los meses de estar juntos, quedamos exhaustos y bañados en sudor. Nos duchamos juntos enjabonándonos mutuamente y acariciándonos, fuimos a la cama con dos copas de vino y nos quedamos largo rato sentados uno sobre el otro hablando de lo hermoso que había sido… volvía a querer a la mujer y desaparecía la esclava… pero en esos momentos no la extrañaba, todo podía estar bien así también…. Y nos dormimos.